martes, 25 de noviembre de 2008

VAREKAI


Por fin he presenciado en directo una obra del Cirque du Soleil (CdS). La motivación se la debo fundamentalmente a la asignatura "L'EMPRESA EN LA S.C." en la que se propuso el estudio de esta empresa dentro del debate sobre recursos y capacidades.
Muchos compañeros aportaron datos y detalles muy interesantes, especialmente Paul Alexander Ponce, que además de compañero de estudios de este Master resultó ser uno de los artistas contratados inicialmente por CdS para su último espectáculo Varekai, que están representando actualmente en Madrid desde el 16 de noviembre hasta el 20 de diciembre.

En uno de los comentarios que hice en el debate expresé mi voluntad de asistir al espectáculo. Dicho y hecho. Este viernes pasado (21/11/08) acudí y quedé muy satisfecho. Verifiqué muchos de los comentarios sobre su funcionamiento que se hicieron en el debate, e incluso me informé sobre el precio que pagan al personal contratado de la zona a cargo de la atención al público: 8 €/hora.

Una de las críticas que he leído sobre este espectáculo -que no puedo compartir en este momento por mi inexperiencia con el CdS- dice así:
Es cierto que el CdS hace viajar a otros mundos. Lo malo es que acaban siendo siempre los mismos. Conviene acercarse a los espectáculos de esta multinacional circense más con mirada de niño que con espíritu de crítico: de lo contrario, todo está sujeto al escepticismo: desde el "merchandising", que abruma al espectador, hasta la repetición de números barnizados con un vestuario y maquillaje diferentes o el anonimato de sus artistas (mientras que los creadores sí aparecen en los programas de mano: está claro quién importa a la compañía). En fin, que mejor dejarse llevar durante un par de horas por la magia de los viajes fantásticos que propone el Cirque y gozar con la sorpresa y el más difícil todavía. Hay que reconocer que algunos números son espectaculares, como los "juegos de Ícaro", en los que una "trouppe" de atletas da vueltas de maneras imposibles y se sostienen en el aire gracias a sus piernas; o los malabarismos, culminados con un espectacular número de sombreros lanzados como bumerangs; o ese trío de críos orientales que no levantan más de medio metro del suelo y hacen cosas increíbles con unas cuerdas llamadas meteoros... Un artista discapacitado capaz de insospechadas coreografías con un par de muletas, un número de columpio ruso que parece cortar el suelo mientras se bambolea como un péndulo, y las fantasías aéreas de un triple trapecio con un cuarteto de acróbatas están también entre los momentos que quitan el aliento.
Sin embargo, el Cirque sigue siendo, esencialmente, el mismo que el de "Dralion", "Saltimbanco" o "Alegría", con sus oportunas variaciones temáticas... O quien firma se empieza a hacer viejo o estos chicos se repiten ya más que el "TBO".

Miguel AYANZ en La Razón del 21 de noviembre de 2008

A pesar de esto, lo que vieron mis ojos y escucharon mis oídos fue una obra de teatro muy bien dirigida, excelentemente interpretada, maravillosamente decorada, con una música y voz en directo sensacionales, todo ello mezclado con una actuación circense de mucha calidad, perfectamente encajada en la trama argumental de la obra de teatro. Sinceramente, yo la disfruté mucho y salí con ganas de repetir.
De momento, mi primera experiencia con el CdS ha sido espléndida. No descarto que pueda encontrar, como Miguel Ayanz, cierta monotonía en un futuro conforme asista a los nuevos espectáculos, pero eso ya lo contaré cuando llegue el momento.

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